Bueno después de unas entradas cargadas de bastante
violencia, os voy a dar un respiro para hablaros de este curioso y exclusivo cóctel,
visualmente muy atractivo y que os dejara un muy sabor de boca.
La pega de este cóctel es que al ser tan exclusivo, si lo queréis
probar solo lo sirven en el Sourdough Saloon, en Dawson City una pequeña localidad de unos
1300 habitantes situada en la provincia de Yukon, al oeste de Canadá y muy próximo
a la frontera de Alaska.
El cóctel es muy versátil ya que el cliente elige la bebida
que desea cerveza, whisky, ron… y a continuación se le añade el ingrediente
principal, un dedo humano concretamente del pie que evidentemente primero ha
sido amputado y posteriormente se ha deshidratado y curado con sal. Por si a
alguno de vosotros se os a ocurrido comeros el dedo, deciros que esta prohibido
y os caerá una multa de 1500$, ya que como comprenderéis los dedos amputados no
crecen en los árboles y no hay muchos.
El inventor de este cóctel es el Capitán Dick Stevenson, que
en el año 1973, tras encontrar en una cabaña
un dedo humano, concretamente del
pie conservado en un frasco con vinagre, pensó que habría pasado si se hubiera
conservado en alcohol y que tal quedaría metido en un cóctel y así surgió el
Sourtoe.
Como curiosidad si te tomas un cóctel Sourtoe que vale 5$ y
firmas en el libro de registro te dan un certificado, que te permite formar
parte del Club del cóctel Sourtoe. Además por cada dedo que se ha perdido al
terminar sus días en el estomago de algún cliente, hay una lapida en memoria
del dedo perdido.
Historia de los dedos.
Primer dedo:
El dedo que encontró el Capitán Dick Stevenson en la cabaña,
descubrió que pertenecía Louie Liken un trampero, minero y
contrabandista de alcohol. En 1920 (se desconoce el día) Louie y su hermano
Otto estaban intentando cruzar la frontera de Estados Unidos con un cargamento
de alcohol ilegal (en 1920 en Estados Unidos se acababa de aprobar la Ley Seca)
y estaban siendo perseguidos por la policía. Louie no llevaba un calzado muy
apropiado para ir por la nieve y se le congelo el dedo gordo de un pie, para
evitar la gangrena su hermano Otto con un hacha le amputo el dedo y lo
conservaron en un frasco con vinagre.
El primer dedo lo utilizo el Capitán
Dick Stevenson durante 7 años en sus cócteles, hasta que un buen día el minero Garry Younger tras su decimotercera copa del cóctel Sourtoe de
champán se cayó de espaldas y se trago el dedo.
Segundo dedo:
El coctel Sourtoe era ya un grandísimo
éxito y al enterarse de la terrible perdida del dedo, Lawrence una mujer de Fort
Saskatchewan una ciudad canadiense de la provincia de Alberta, dono su dedo
amputado 13 años antes y que conservaba aun. Este dedo tras una reforma del
bar, se perdió o lo robaron.
Tercer dedo:
El tercer dedo fue donado en 1982 por un
cazador, vecino de Faro un pequeño pueblo de la provincia de Yukon. Este dedo
se lo llevaron unos soldados que estaban de juerga, pero fue devuelto por uno
de los superiores de los saldados, pero poco duro la alegría por el regreso del
dedo ya que un año más tarde un jugador de béisbol de Inuvik se lo trago.
Cuarto dedo:
El cuarto dedo fue donado por una persona
anónima, este dedo fue robado por un cazador de Texas que estaba de vacaciones
en el lago Watson, fue identificado pero se negó a devolver el dedo. Años más
tarde lo devolvió ya que la policía del lago Watson le amenazo con hacerle
pagar una multa por el traspaso de partes del cuerpo humano por la frontera.
Quinto y sexto dedo:
Los dedos 5 y 6 fueron donados por un anciano
de Yukón que deseó permanecer en el anonimato. Dono los dedos siguiendo los
consejos de su medico que también decidió permanecer en el anonimato, aunque
las enfermeras que trabajaban para dicho medico consiguieron beber gratis el
Sourtoe.
Séptimo dedo:
El séptimo dedo fue donado por tres señoras
de Sudbury, Ontario que habían leído en el periódico sobre este cóctel y decidieron donar el dedo
de una de ellas que había sido amputado a causa de la diabetes.
Octavo dedo:
Este último dedo llego al Sourdough
Saloon en un frasco de alcohol, en manos del propio donante
que perdió su dedo a causa de que el cortacésped no solo le cortó la hierba del
jardín.
Un brindis!!
Dedicado a Edu.
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