domingo, 19 de enero de 2014

AVIONES DE LA GUERRA FRÍA



La mutua desconfianza entre soviéticos y estadounidenses y el miedo a una guerra nuclear llevo al Gobierno de EE.UU. presidido por el demócrata Harry S. Truman a crear el Strategic Air Command en marzo de 1946, donde se creo el concepto de bombardero estratégico, cuyo primer representante seria el hexamotor Convair B-36. La Guerra Fría y el conflicto de Corea valdrían para dar espaldarazo a los reactores de caza cuyos más famosos exponentes serian el MIG-15 y el F-86 Sabre.
Durante el primer bloqueo de Berlín que se extendió desde el 26 de Junio de 1948 hasta el 30 de septiembre de 1949, se creo un puente aéreo para abastecer a la ex capital de Alemania, en el curso del
cual se llevarían a afecto un total de 277.264 vuelos que vendrían a mostrar a los Aliados la necesidad de disponer de aviones cargueros militares de mayores capacidades. Con el paso del tiempo los C-119, C-124, C-130 y C-133 estadounidenses darían respuesta escalonada a esa demanda, continuada por los C-141 y C-5. También los británicos con sus Argosy, Beverly y Belfast y los franceses con su Nord Noratlas contribuyeron a dicha labor.
La Guerra Fría mantendría a lo largo de los años en plena actividad a las industrias aeronáuticas de los dos bloques con una permanente labor de investigación en busca de logros que cumplieran el objetivo número uno de ambas partes: la disuasión del contrario mediante el poderío propio. Durante mucho tiempo, la pugna entre los dos bloques se centro en obtener bombarderos estratégicos más poderosos junto con interceptadotes capaces de derribar a los enemigos antes de que pudieran alcanzar los objetivos vitales propios. Nacieron así los famosos Boeing B-47, Boeing B-52 y Convair B-58 estadounidenses, los Handley Page Victor y Avro Vulcan y Vickers Valiant británicos, y los soviéticos Tupolev Tu-16, Tu-20 y Tu-22, todos ellos bombarderos de elevadas actuaciones.
El perfeccionamiento de los misiles, del vuelo controlado a distancia y de las telecomunicaciones, iniciarían una evolución de las tendencias en la década de los 60. Victima de ellos seria el bombardero estadounidense North American B-70 que podía alcanzar una velocidad de Mach 3, se quedo como prototipo experimental al considerar el Pentágono que el futuro de la Guerra Aérea estaría en los misiles y aeronaves no tripuladas. Sin embargo, pronto surgiría un interés creciente por conseguir aviones difícilmente detectables, los que ahora se conocen como aviones furtivos, por supuesto tripulados y tanto bombarderos estratégicos como de caza y apoyo.
Pineros de esas técnicas habían sido los aviones de reconocimiento por razones obvias, y en concreto el supersónico Lockheed SR-71 había conducido al desarrollo de materiales y conceptos capaces de reducir sensiblemente su firma radar. La investigación continuada en Estados Unidos en los días de la administración Carter y seguida después por la administración Reagan, serian responsables de la presencia de los furtivos Lockheed F-117 y Northrop B-2 que pasan por haber sido dos de los secretos mejor guardados del arsenal aéreo estadounidense.
Es indudable, que muchos de los aviones nombrados en esta entrada jamás hubieran visto la luz si no llega a ser gracias a la Guerra Fría ya que ambos bloques destinaron cantidades ingentes de dinero y recursos en la investigación y desarrollo en la industria militar, como se demostró al finalizar la Guerra Fría junto con el fin de la URSS que provoco una gran crisis en las industrias aeroespaciales con intereses en el terreno militar, al sufrir drásticas rebajas los presupuestos de defensa de los países occidentales y Rusia.   
 
 

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